jueves, 19 de agosto de 2010

"MODA DEL SIGLO 19 EN COLOMBIA"

EL ARMARIO DE TODOS LOS TIEMPOS


El vestido no sólo ha sido muestra de expresión y respuesta a las necesidades de las mujeres.
A continuación, un recorrido a través de la historia del vestuario femenino en Colombia.

Las primeras referencias al vestuario de las mujeres en América son las recogidas en los diarios de Cristóbal Colón. En ellas se afirma que las mujeres, en lo que fue catalogado como vergonzoso e inmoral, andaban desnudas, se pintaban la cara y el cuerpo y se adornaban con elementos de origen animal como plumas, huesos, escamas, dientes y conchas. Al parecer, se usaban también, para esos fines, piedras pulidas o piezas de oro.

-Se dice también que las indias que habitaban las costas llevaban vestidos que las cubrían íntegramente como defensa ante las plagas de zancudos y, en ningún momento, para tapar su desnudez.


En el siglo XIX, el principal cambio tuvo que ver con la manera de peinarse. Los peinados del siglo anterior fueron reemplazados por innumerables propuestas que tenían que ver, en la mayoría de los casos, con el uso de adornos. Se usaba un pañuelo doblado en diagonal y amarrado sobre la frente para imitar los turbantes que venían del oriente, adornos de plumas y flores y sartas de pedrería, moños de cinta y peinetas de carey adornadas con diseños calados. También se empezaron a usar rizos y trenzas y otros accesorios como sombrillas y abanicos Estos eran de 12 a 15 centímetros y a partir de 1830 venían con las pantallas pintadas de paisajes y flores En la segunda mitad del siglo XIX, los ricos empezaron a encargar ropa directamente de París y esto sofisticó los hábitos de la moda.


A partir de...

* 1900
Una nueva forma de vestir, caracterizada por grandes abrigos de lino y sombreros anudados con voluminosas bufandas, se toma el ambiente como una necesidad para resistir el viaje en el carro que se ha popularizado en esa época.
Al auge de la confección de vestidos sobre medidas de dos piezas en lino y algodón para el diario, sastres de popelina opaca y organdí transparente para la tarde y trajes de seda de cuello alto para la noche, se suma el interés por las faldas hasta el piso que sólo a finales de la década dejarán ver una pequeña parte de los tobillos Los abrigos más sofisticados eran los de Madame Paquin.

En la primera década, las mujeres se quitan el corsé y abandonan la falda larga y toman una silueta sin curvas que produce la tendencia que se inclina hacia los sastres tejidos con chaquetas estilo capa y los trajes ligeros de manga sisa, capuchón, cuello con pinzas y talle bajo o sin cintura. Para las noches es habitual la figura de barril sin mangas, con grandes paneles y cuentas de astrágalo y énfasis en una linea de cintura baja y una banda ancha estilo faja de esmoking. Y para el día se usan vestidos de rayón o de fibras naturales como lino, lana, seda y algodón, en tonos morados neutros, cafés y azules. La moda para ir a los famosos tés bailables del Hotel Regina es falda hasta la rodilla para el día y la noche y luego, a finales de la década, hasta la mitad de la pantorrilla.





Los vestidos empiezan a subir más allá de la rodilla y el pelo se usa por encima de los hombros o en colas de caballo que, en ese tiempo, implican un atrevimiento. La alta costura, amenazada con desaparecer por la llegada del prét-á poner, se mantiene aún con el uso conservador del conjunto de vestido y abrigo, sastres de chaqueta y falda y vestidos de noche hasta el tobillo. Un imagen imitada en Colombia fue la que dejó Jacqueline Kennedy cuando vino a Bogotá con el vestido que fue catalogado como vestido talego: cartera Chanel, sombrero píldora, pañoleta en el pelo y collar de perlas. También se empieza a usar pantalones, pantimedias y un vestuario que, en definitiva, se podría llamar masculino. Minifalda, botas altas y cartera al hombro y vestidos cortos y pintados con flores y motivos abstractos que se usan por igual para el día y la noche



Es la década de la ostentación. Reina desde el conjunto victoriano de chaqueta y falda fruncida, acompañado de blusas con lazos, de gatica, hasta una silueta de hombros anchos y falda estrecha. Voluminosas hombreras y faldas de lycra y diversos materiales elásticos.
Es importante, como símbolo de poderío, el uso del sastre. Hay gran proliferación, a partir de lo mostrado en películas como Flashdance y Fama, de balacas y jeans rotos desteñidos.




Durante el siglo XIX, entre todas las variaciones que pudo tener, la pieza de vestir común entre todas las clases era la ruana. Proveniente al parecer de la unión entre el colonizador y el colonizado, esta prenda se convirtió en común denominador del vestuario de esta parte del mundo.